"La dieta vegana es nutricionalmente incompleta"
Falso. Se puede llevar una dieta balanceada de alimentación vegana en la que se obtengan todos los nutrientes que se necesitan para llevar una vida saludable.
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"Ser vegetariano te sale carísimo”
Falso. El precio de la alimentación depende de la forma en la que decidas comer. Podés invertir en productos vegetarianos el dinero que destinabas ala carne.
Siempre es necesario tener en cuenta que lo ecológico es más caro pero de vez en cuando se pueden comprar productos vegetarianos procesados.
“Estás todo el día a lechuga, vas a quedar hecho un palo”
Falso. La falta de información hace que muchas personas piensen que la dieta del vegetariano se limita a comer lechuga y poco más.
Pero un vegetariano come más legumbres, semillas y cereales que cualquier omnívoro tradicional.
La lechuga es una verdura y se come, sí, pero hay muchos más productos que también se comen.
"Las proteínas son
indispensables para vivir"
“El veganismo supone una amenaza para la industria farmacéutica”
Verdadero. Las personas sanas no toman pastillas. Por eso esta industria desmiente el veganismo a través del marketing y la publicidad y hablan de la proteína animal como algo fundamental para la dieta humana.
“A cualquier lado que vas es un lío porque todos comen carne”
Verdadero y falso. Si bien es cierto que culturalmente estamos acostumbrados a consumir carne en prácticamente todas las comidas, también es cierto que cada vez hay más restaurantes vegetarianos, sobre todo en las grandes ciudades, y siempre se puede pedir la opción “sin carne”.
Si el problema está cuando vas a la casa de tus amigos, seguro te conocen y preparan algún plato vegetariano para vos, incluso en un asado podés pedir que pongan morrones, boniatos u otras verduras a la parrilla.
Acordate: ¡es cuestión de acostumbrarse!
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Falsísimo. Las proteínas también existen en el mundo vegetal y resultan más completas debido a que concentran más aminoácidos y, combinadas con otras, llegan a tener el mismo valor nutricional que las animales.
De hecho, son más saludables porque contienen menos purinas (sustancia que puede provocar cálculos renales y artritis).